Mi intención con este blog es sencillamente compartir mis inquietudes, desde la intuición y el corazón, y crear un espacio en el que pensar en "voz alta"

martes, 12 de marzo de 2013

La semilla que lo inició.

No soy experta en nada. No he elaborado extensos y complejos estudios para analizar metódicos resultados de los cuales extraer incuestionables conclusiones. Nada de eso. Soy sencillamente una de las muchísimas ciudadanas que a diario se cuestionan: ¿qué está pasando con nuestro sistema educativo?
Soy madre y fui alumna. Alguna experiencia tengo, digo yo. No creo que la educación sea potestad únicamente de “sabios” en la materia, menos aún de las distintas Consejerías de educación que parecen manipular a su antojo y sin demasiado éxito. La educación es un asunto de todos. Todos hemos sido alumnos, todos tenemos hijos o sobrinos y tendremos nietos. Nos afecta directa e indirectamente, ya que es la educación y la cultura de un país lo que mejor lo define y con lo que convivimos. Determina nuestro pasado y nuestro futuro, e incide con más o menos criterio, según su calidad, en quiénes y cómo nos representan.
Con demasiada frecuencia escucho tertulias en la radio, donde algunos expertos periodistas, tan pronto debaten con igual maestría sobre el terrorismo de Al Qaeda, la economía mundial, el calentamiento global, el Bosón de Higgs, el acelerador de partículas y el sistema educativo Español o el de Namibia. Pues yo también quiero. Sólo que yo no puedo hablar mas que de mi modesta experiencia personal y de la de quienes me rodean, de la información que mi interés me ha llevado a investigar y  de mi enorme curiosidad sobre el tema, que junto con mi intuición, me inspiran la osadía necesaria para aventurarme en este blog.
En sucesivas entradas espero ser capaz de puntualizar más concretamente aspectos  sobre el tema.
Mientras tanto quisiera compartir un recuerdo de mi más tierna infancia relacionado con el colegio:

Como tantos otros, mi padres emigraron en los 60, consecuentemente no estudié en España  (y debo añadir que AFORTUNADAMENTE).

Mi experiencia académica en España  antes de trasladarnos, fue corta pero intensa. Debí asistir al colegio escasamente un año, entre los 4 y 5 años,  pero conservo en la memoria la imagen de una clase llena de niños heterogénea.  Niños, seguramente todos pequeños, pero a mí, algunos me parecían mayores. Todos estábamos sentados y en silencio. Delante de mí, un cuaderno y en la pizarra “garabatos” que debía copiar. No tenía ni la más remota idea qué eran ni para qué servían aquellas figuras. Lo único que sabía era que debía copiarlo. Recuerdo que no me gustaba nada y me sentía muy impotente, y por muchas razones, triste.

Luego, nos fuimos a un país donde no me podía comunicar porque no entendía nada ni a nadie que no fueran mis padres. Recuerdo el susto inicial por no entender qué había pasado. También recuerdo que me duró poco porque, en pocos días, estaba en un colegio maravilloso, lleno de mesas pequeñas de colores, pinturas, pegamento, niños que se reían y hacían ruido, y una señorita, Rose, preciosa, cariñosa y dulce que me acogió como una segunda madre. No tengo más recuerdos de aquellos primeros años que los de jugar, pintar, encolar, teatro, colores, canciones dibujos, instrumentos… fui absolutamente feliz en el colegio, y fue ahí donde, con casi 7 años, me volví a encontrar con aquellos primeros  garabatos  y,   comprendí, ahora sí,  que eran vocales y, no solo eso, además supe para qué servían.

Ha sido al comparar la educación académica de mi hija mayor,  y la de mi hijo después, con la mía propia, lo que provoco la alarma en mí, y me llevó a recordar ese suceso que cambió mi vida.  

Por mi propia experiencia sé que se aprende más con  motivación, estímulo, creatividad,  cariño y respeto y con las herramientas adecuadas como el espacio,  el tiempo, y dándole de veras a cada niño lo que necesita.  Cómo cualquiera que tenga más de un hijo sabe,  los niños son diferentes, porque  no vienen de serie.


Prometo que en sucesivas entradas incluiré videos de otros conferenciantes, pero prefiero empezar por éste.
Y para quienes hayan disfrutado del primer TED talk de Sir Ken Robinson en 2006 os pego el link del segundo que fue en 2010

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